domingo, 3 de marzo de 2013

"El café" en el Teatro Abadia

MADRID - OCIO

Adictos al juego y a la cafeína, oportunistas, embusteros, adúlteros, mafiosos y criados adinerados forman la fauna de El café, la obra que el prolífico Rainer Werner Fassbinder concibió con apenas 24 años, a partir de la comedia dieciochesca de Carlo Goldoni. Con ella dio el salto del teatro underground (el mítico "antiteatro" de Múnich) al escenario a la italiana (el Teatro Municipal de Bremen).

Cinco años después de Argelino, servidor de dos amos (también una reescritura de Goldoni), La Abadía vuelve a este virtuoso de la sátira social, heredero de la tradición de la ‘commedia dell'arte', con una obra que no ha perdido un ápice de actualidad, en la que todas las relaciones y actividad humana están viciadas por el poder y el dinero.


El británico Dan Jemmett, cuyos espectáculos se han podido ver en el Festival de Otoño de Madrid, la Comédie Française, el Théâtre Vidy-Lausanne y el Bouffes du Nord, vuelve a La Abadía después de su singular puesta en escena de El Burlador de Sevilla.

Sala Juan de la Cruz
Del 27 de febrero al 31 de marzo de 2013
Miércoles a viernes, 20 h.
Sábado, 19 y 22 h.
Domingo, 19 h.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Impresionante...que semejante bodrio esté colando y encima reciba buenas críticas. Esto es como el traje nuevo del emperador. ¿Cómo es posible que nadie se atreva a decir que esta obra de Fassbinder (o esta traducción en particular, o esta producción en particular, ya no sé que pensar) es una tomadura de pelo pretenciosa, insoportable y ridícula? Esta gente tiene muchos amigos, no?
Ese montaje, por dios, esos actores declamando a voces a la audiencia en lugar de entre ellos, esos diálogos (?) estúpidos, artificiales, inconexos y carentes de sentido que parecen generados por un traductor automático, esa historia que no intenta ni ser coherente ni implicar al espectador ni denunciar nada. Esa cantinela de la conversión de moneda (ej. me costó "x cequíes que son x, dólares, x yenes, x pesos, x..., x...., x euros") repetida al menos 50 veces a lo largo de la obra, esos silencios de más de un minuto! en el tercer acto que te hacían sentir imbécil por haber pagado 25 euros, que te hacían querer largarte haciendo un corte de mangas...
Impresionante que la sala estuviera a rebosar de gente que se lo pensará dos veces la próxima vez que se plantee pagar 25 euros por ir al teatro. Gran labor en pro de la industria de la cultura en estos tiempos de crisis, majos.
No me extraña que los actores no salieran a saludar. Posiblemente al final de cada representación corren a esconderse debajo de unas piedras del bochorno de haber infligido a un teatro entero semejante tomadura de pelo.
la pregunta es... ¿Por qué elegir ESTA obra? Por que derrochar presupuesto, energía actoral, despliegue mediático etc... en ESTO? ¿Es que no hay miles de obras de teatro que valgan la pena, a las que uno le pueda dedicar meses de su vida y su energía? Qué cadena de disparates puede hacer que todos (director, productor, actores, dueño?/gerente?/director?) accedan a representar esto?